sábado, 15 de marzo de 2014

Lazarillo del S.XXI

Estimado Presidente de los E.E.U.U.                           En Detroit, Míchigan, a 12 de marzo de 2014

Barack, yo soy un adolescente, de 16 años exactamente, procedente de una familia humilde de los barrios pobres de Detroit. Dicha familia estaba compuesta por mi madre Emily, mi hermana menor Samantha y yo, Theodore, o como me suelen llamar, Ted. Mr. Obama, me pongo en contacto con usted a través de estar carta para intentar hacerle ver lo que de verdad ocurre en este país, los verdaderos problemas a los que se suelen enfrentar un 15 por ciento de los ciudadanos de esta nación, y uno de ellos soy yo.

Empezaré por el principio: mi padre murió cuando yo solo tenía ocho años debido a una enfermedad bastante extraña y poco común, esta enfermedad podría haberse curado con una simple operación de dos horas, pero no fue así porque dicha operación costaba 1.200$. Desde aquel triste día todo empeoró. Mi familia se vio un año después de la muerte de mi padre totalmente arruinada y sobreviviendo con el poco dinero que mi madre nos traía a casa después de largas noches de “duro trabajo” en la calle, en un bar según ella, pero yo sabía que ese dinero no provenía de gente que estaba dispuesta a pagar por un par de copas, si no de hombres que buscaban la compañía de una mujer. Al año siguiente, mi madre murió por una enfermedad que contrajo “trabajando”, así que Samantha y yo nos vimos poco después en un orfanato del que nos intentamos escapar, a las dos horas exactas de haber entrado. Yo conseguí escapar, mi hermana no. Una vez fuera de aquella cárcel para niños sin padres, corrí y corrí sin parar durante horas y horas,  hasta que anocheció, y cuando la oscuridad no me dejaba ver nada, busqué un banco en un parque para dormir. Aquella fue la primera noche que pasé en la calle, y no fue la única, ya que no tenía lugar al que regresar, ni persona a la que acudir en busca de ayuda.



Pasé los siguientes 3 meses durmiendo solo en aquel parque y comiendo de lo que la gente tiraba a las papeleras. Debido a mi mala alimentación mi estatura seguía siendo de 1.30, lo cual es raro en un  niño negro de 10 años, pero mi cuerpo había cambiado ligeramente, había adelgazado mucho debido a que algunos días no encontraba comida y aunque yo soy un chico valiente e inteligente, no sabía que hacer hasta aquel día. Un día del séptimo mes, me encontré con un hombre de unos 50 años aproximada mente, y este se encontraba en la misma situación que yo. Se llamaba Paul y llevaba 32 años viviendo en la calle y se alimentaba de lo que ganaba engañando a la gente con juegos de cartas, era un estafador de primera, ya que ninguna de sus presas se daba cuenta de que estaba siendo cazada. Paul se encariñó muy rápidamente de mí, y me hizo su cómplice en el arte del engaño, la estafa y la supervivencia en la pobreza. Paul solo poseía media baraja de cartas y un rosario con el rezaba todas las noches antes de irse a dormir para que pronto sucediera un milagro que sacara de la pobreza extreme en la que se encontraba. En los siguientes meses no pasé hambre ya que ganábamos 15$ a la semana y con eso nos daba para lo necesario. Paul me enseñó a estafar a la gente y entre los dos conseguíamos estafar a los turistas. Yo me dedicaba a mover las cartas y decidir quién ganaba y quien perdía, y Paul hacia de señuelo para atraer a los turistas al juego. Paul apostaba y yo movía las cartas de tal forma que Paul siempre ganaba y entonces los turistas se animaban a participar y yo no les dejaba ganar. Así estuvimos unos meses, pero conforme pasaba el tiempo me daba cuenta de que con este juego se podía sobrevivir años y años pero nunca se podría avanzar y así nunca podría dormir en una buena cama, ni podría comer un buen manjar, así que hallé la manera de conseguir mucho más dinero y sin tener que dividirlo entre los dos. De vez en cuando hacía yo de gancho y Paul de trilero, cuando el turista estaba ya enganchado al juego de cartas, yo aprovechaba y le quitaba la cartera muy sigilosamente para que no se diera cuenta tanto el jugador como el trilero. Así aunque Paul no consiguiera más dinero debido a que los turistas se quedaban antes sin sus ahorros gracias a mi sigilosa actuación, yo conseguía mucho más dinero que antes y parte de este lo escondía para ahorrarlo para el día de mañana.

Así estuve actuando hasta la pasada noche buena, en la que Paul descubrió donde escondía el dinero que le robaba a los turistas mientras él les timaba, así que tuve que salir corriendo ya que Paul me intentaba quitar el dinero y acabar conmigo por haberle traicionado. Corrí y corrí igual que años antes al escapar del orfanato, esa noche buena no fue una de las mejores, ya que la única persona que tenia para hablar y conversar había intentado pegarme y robarme, así que hecho polvo acabé durmiendo en una para de autobús en la que no se encontraba nadie. Cuando desperté no pude parar de llorar, era mi cumpleaños y cumplía dieciséis años. Lloraba porque me encontraba muy solo, sin familia, sin seres queridos, sin nadie que me felicitara, sin nadie que se preocupara por cómo me encontraba.

La pobreza me lo había hecho pasar muy pero que muy mal, y gracias a esta y a muchas más experiencias que he vivido pero he omitido por elección propia me han hecho darme cuenta de lo dura que es la vida, de lo mucho que cuesta conseguir un trozo de pan que llevarse a la boca todos los días del año, lo malo que es estar solo, sin nadie a tu lado, y también he aprendido lo malo que puede llegar a ser estar en compañía de una persona que solo te quiere para conseguir dinero, para sobrevivir en las duras calles de Detroit, la ciudad con el índice de delincuencia más alto de Los Estados Unidos, país que usted gobierna. Espero que esta anécdota de mi vida le sirva de referencia para futuros cambios en la forma de gobierno, o mejor dicho, en la forma de invertir el dinero de este país, la forma de intervenir en la pobreza extrema que sufrimos un porcentaje de la población.



                                                                                       FDO: Ted

sábado, 8 de febrero de 2014

La Oración Simple


Página 164 nº 13: Elabora un texto de diez o quince líneas a partir de esta imagen. Utiliza al menos tres oraciones con complemento de régimen.

Aquella mañana decidimos salir toda la familia a montar en bici por el campo. Mi hija Laura se alegró muchísimo ya que ultimamente no dejaba de preguntarme cuando saldríamos a pasear en bici. A pablo no le hizo tanta gracia ya que quería quedar con sus amigos para ver una película en el cine que trataba de vampiros y hombres-lobo, una película muy rara la verdad. Yo en cambio estaba encantado ya que me gusta mucho montar en bici y ultimamente no e tenido mucho tiempo libre. Pasamos una tarde estupenda y al final Pablo se divirtió mucho haciendo carreras con su hermana. Seguro que lo repetiremos pronto.
Página 119 nº 13: A partir de la imagen, escribe un relato de unas quince o veinte líneas en el que utilices al menos cuatro oraciones impersonales de clases diferentes.

Llovió mucho aquella tarde, no había forma de pasear por las calles sin caer al suelo al menos un par de veces. Era 30 de enero de 1998 y apenas había gente en aquellas húmedas y frías calles. Marta era dependienta en una pequeña tienda de ultramarinos y también era mi amiga. Cuan el invierno llega y hace frió, recuerdo aquellas mañanas en esa tienda tan pequeña, hablando con una mujer pelirroja de ojos claros tan guapa que cuando me miraba a los ojos me era imposible dejar de mirarle. Cuando la conocí pensé que me habían mandado a un ángel para protegerme. Días después de conocerla la invite a que viniera conmigo a una pequeña colina que había en las afueras de la ciudad, porque en aquella colina se disfruta una vista excelente. Aceptó la invitación y pasamos una tarde estupenda. Días después desapareció sin dejar rastro y no he vuelto a saber de ella.